Cuchulain (Extraído de textosmagicos.com)

"Sus hazañas le ganarán el aprecio de los hombres y estarán en boca de todos. Reyes, sabios y guerreros cantarán sus alabanzas, pues este niño vengará las injusticias que los afligen, luchará en sus combates y paliará sus necesidades."

miércoles, 16 de febrero de 2011

La resaca

Hace unos días que no escribo porque otros menesteres ocupan mi tiempo. Hoy, he sacado un rato (no voy a decir “libre”, pues no es así) para hablar de algo que me rondaba en la cabeza hace algunos días y que ya estoy viendo fraguarse en, no voy a decir toda, pero si en ciertos círculos de la sociedad tunecina.

La idea de que el pueblo tunecino estaba eufórico, ya es harto conocida. Esa euforia, semejante a un estado de feliz embriaguez, ya está trayendo sus consecuencias. Me refiero a la conocida como “resaca”. Esta resaca ya está dejándose notar en ciertos círculos como el académico, donde muchas personas están confesando una sensación de vacío.

Seguramente, un psicólogo podría explicar esto muchísimo mejor que yo. Pero es normal. El sentimiento que tienen es como el del niño al que le prometen su mejor regalo si consigue aprobar todo y, una vez conseguida la prueba, ve que ese regalo no llega. Lo espera con ansia, con muchas ganas, pero éste regalo se retrasa, y lo poco que le dan, no cumple sus expectativas.

Hoy nos decía una profesora que ya se teme porque esta situación se anquilose y sea aprovechada por ciertos círculos que, lejos de haber tenido un papel en la revolución (dícese de los islamistas), ahora comiencen a ganar terreno. No solo eso, sino que aquellos círculos del régimen de Ben Alí (no hay que olvidar que el partido de Ben Alí tenía a ¼ de la población tunecina como afines al partido), comiencen de nuevo a tirar de los hilos del país.

Y es ese temor el que está sumiendo en la apatía a ciertos sectores. El país, de momento, funciona. Pero funciona porque la mayoría quieren que funcione: acuden al trabajo cada día, sin saber qué les deparará el futuro. Ni siquiera si cobrarán la siguiente nómina. Es ahora el tiempo de las “pequeñas revoluciones”, de las luchas particulares porque las cosas que antes iban “a misa” sí o sí, ahora sean diferentes. Derechos y deberes de colectivos concretos.

La revolución ya está hecha. El terreno ya está labrado. Ahora toca sembrar esos surcos con semillas particulares o colectivas e las que nazcan fuertes árboles, porque lo importante es que las raíces se aferren a un buen terreno, o todo aquello que crezca, podría ser derribado con facilidad.

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