Y la cosa se torció.
Lo que prometía ser una transición “pacífica” se está convirtiendo en una contrarrevolución (si es que se le puede llamar así), ya que no es “contra”, sino que afianza a la anterior. Que los resquicios del decaído régimen siguen acampando a sus anchas en puestos relevantes de la política, la administración y otros lugares de importancia relativa en Túnez, es una realidad. Solo hay que ver al gobierno interino cuyo Primer Ministro es Mohammad Ganouchi, hombre del partido del depuesto Ben Alí. Y eso es algo que este afianzamiento revolucionario quiere evitar. LEER MÁS
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